martes, 21 de mayo de 2013

Stand Down Poético.


Apuré mi trago, me pinté las pestañas y corrí al Berlín. No quería perderme detalles, me daba mucha intriga esta junta.
A todos los conocí de manera diferente y en otros momentos de mi vida, jamás pensé quererlos  tanto y verlos juntos en un escenario.  Y ahí estaban,  bajo las luces violetas del bar de la cortada. Poco a poco nos fueron dejando entrar a su mundo, compartiendo, tejiéndonos entre su arte y los chistes.
Éramos un público completamente entregado,  perdidos en su compás, en su “manera de”.  
Stand Down poético tiene una fuerte base en la amistad, el encuentro de estos artistas en la vida, que han sabido llevar y entrelazar sus dotes en el escenario. Tomándolo como si fuese una mesa de bar, haciéndonos participes de sus bromas, de lo que piensan y lo que no.
La poesía y la música son pilares en el show, donde cualquiera de los intérpretes interviene en el otro,  dejando su huella.
Sobrevuela mucho más que arte. Hay algo que emana desde sus voces, que no es un line up, guión o estructura, no son monólogos armados, ni gags, son ellos. Maravillosamente ellos, libres de todo, descontracturados.  
Mi mesa se extendió a otras mesas, éramos muchos amigos sumergidos en esto. Y el hielo se nos diluía en la copa, porque no podíamos dejar de mirarlos.
Stand Down Poético, es lo mejor que vi en este tiempo, la conjunción de la poesía, la música, la diversión.  Con amigos, solo o con pareja, la mejor noche que se puede imaginar.
Qué pibes éstos, me volví pensando y sonriendo. Una celebración de la amistad.

César Debernardi, Fabricio Simeoni y Pablo Castro Leguizamón ellos son Stand Down Poético. 

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